El gran problema del estado autonómico es un trinquete aparentemente inocente instalado en su articulado: la necesidad de referéndum para aprobar un estatuto de autonomía. Y, por tanto, ¡para modificarlo o derogarlo!.
Ese es el verdaero poder de los secesionistas y ese es el principal problema de este país, pues está ahí para saltarse la soberanía nacional, la supuesta soberanía del pueblo español.
Al existir ese trinquete, cada modificación de estatuto es poco menos que imposible de revertir. Los nacionalistas lo saben y saben que chantajeando al gobierno de turno darán, cada cierto tiempo, un nuevo paso hacia la secesión como ha ocurrido con el irresponsable Zapatero y el estatut.
Sin ese trinquete, en cambio, un estatuto de autonomía sería una simple ley orgánica que podría modificarse si la descentralización establecida no funciona como sería deseable. Hay que eliminar ese trinquete.
Emilio J. González - Autonomías, un sonado fracaso
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estoy de acuerdo, pero a ver quién es el valiente que se atreve a meterle mano...saludos colega bloguero, superfer
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