Los fanáticos adoradores del estado creen que la prosperidad, económica, cultural o social, es cuestión de más o menos favores del mismo. Falso. Eso solo es cierto para el beneficio de unos pocos: de los miembros de las bandas mafiosas que viven del 3% al 20% de comisiones ilegales que cobran los políticos, sea quienes las pagan o quienes las cobran.
Esta es la realidad, el victimismo nacionalista y sus consiguientes políticas asfixiantes durante 30 años han puesto a Cataluña en declive, no solo frente a Madrid, sino también frente a otras comunidades como Valencia. La razón está clara para cualquiera que comprenda las virtudes del liberalismo y los destrozos de intervencionismo: cuanto más estado intervencionista, menos libertad, y por ello menor prosperidad económica, social y cultural. Los favores económicos del estado no crean riqueza, la crean sus individuos y sus empresas; el estado la roba coercitivamente y la destruye.
En un estado de mentalidad intervencionista, hasta los gastos en infraestructuras o educación se convierten en derroche pues ambas son secundarias, incluso irrelevantes, frente a la libertad cultural y económica de los individuos. De ahí que Madrid o Valencia crezcan más que la represora Cataluña, a pesar de que los socialistas han discriminado económicamente todo cuanto han podido a las comunidades del Partido Popular.
Esta es la realidad, el victimismo nacionalista y sus consiguientes políticas asfixiantes durante 30 años han puesto a Cataluña en declive, no solo frente a Madrid, sino también frente a otras comunidades como Valencia. La razón está clara para cualquiera que comprenda las virtudes del liberalismo y los destrozos de intervencionismo: cuanto más estado intervencionista, menos libertad, y por ello menor prosperidad económica, social y cultural. Los favores económicos del estado no crean riqueza, la crean sus individuos y sus empresas; el estado la roba coercitivamente y la destruye.
En un estado de mentalidad intervencionista, hasta los gastos en infraestructuras o educación se convierten en derroche pues ambas son secundarias, incluso irrelevantes, frente a la libertad cultural y económica de los individuos. De ahí que Madrid o Valencia crezcan más que la represora Cataluña, a pesar de que los socialistas han discriminado económicamente todo cuanto han podido a las comunidades del Partido Popular.
Cuanto más socialista y más nacionalista es un estado, también más intervencionista es, y por tanto más destructor de riqueza al asfixiar a quienes la crean: ciudadanos y empresas. ¿Por qué irse a Cataluña a trabajar o a crear una empresa, para que lo persigan por cuestiones lingüísticas o quizá para ser insultado o agredido físicamente por muestrar una ideología contraria?. Es mejor vivir lejos de los fascismos.
Claro que el nuevo estatuto Valenciano puede torcer el rumbo de los acontecimientos para esa comunidad. Por suerte en el pasado no fue así. Desgraciadamente ahora "depende de cómo se aplique", lo cual ya es bastante inseguridad jurídica como para tomar las mismas medidas preventivas que en Cataluña, País Vasco y, últimamente, Galicia: no vivir en esas comunidades o emigrar si se vive en ellas para vivir en lugares más prósperos por menor intervencionismo.
El verdadero favor descentralizador que podría hacer el estado español es un drástico recorte impositivo que inevitablemente sería a costa de las comunidades autónomas, verdaderas sanguijuelas del estado español, reduciendo con ello su capacidad opresora tanto cultural como económica. Disfrutaríamos de una prosperidad económica sin precedentes. En cambio, sin precedentes va a ser la crisis de los próximos años en España y quizá forzosamente tengan que iniciar ese camino de fuerte desarme impositivo.
Viva la libertad.
Claro que el nuevo estatuto Valenciano puede torcer el rumbo de los acontecimientos para esa comunidad. Por suerte en el pasado no fue así. Desgraciadamente ahora "depende de cómo se aplique", lo cual ya es bastante inseguridad jurídica como para tomar las mismas medidas preventivas que en Cataluña, País Vasco y, últimamente, Galicia: no vivir en esas comunidades o emigrar si se vive en ellas para vivir en lugares más prósperos por menor intervencionismo.
El verdadero favor descentralizador que podría hacer el estado español es un drástico recorte impositivo que inevitablemente sería a costa de las comunidades autónomas, verdaderas sanguijuelas del estado español, reduciendo con ello su capacidad opresora tanto cultural como económica. Disfrutaríamos de una prosperidad económica sin precedentes. En cambio, sin precedentes va a ser la crisis de los próximos años en España y quizá forzosamente tengan que iniciar ese camino de fuerte desarme impositivo.
Viva la libertad.
¿Por qué Valencia ha sido capaz de crecer bastante más que la propia Cataluña?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario aquí.