Estos días se suceden comentarios sobre el disparatado déficit exterior español.
Rafael Pampillón, profesor del Instituto de Empesa:
"Este déficit es el más alto de España en toda su historia y equivale ya al 10,2% del Producto Interior Bruto (PIB)".
¡10%!, ¡menuda locura!. Nuestra economía gira en torno al intervencionismo del estado y cada vez más por el neocaciquismo generado por unas autononmía que pretenden ser estados, con cohortes de políticos cientos de miles de funcionarios y de puestos de libre designación comportándose como si fuesen estados soberanos. Se crean hasta "jefes de gabinete" en cada consejería, como si cada una de ellas fuera un gabinete, un gobierno. Se genera toda una estructura social dedicada a vivir del estado en lugar de a innovar creando nuevas empresas y productos.
Por cierto que me han gustado los últimos artículos de Alfonso Recarte, en Libertad Ditigal:
Gasto y nada más que gasto La deriva populista de las autonomías (1)
"Este déficit es el más alto de España en toda su historia y equivale ya al 10,2% del Producto Interior Bruto (PIB)".
¡10%!, ¡menuda locura!. Nuestra economía gira en torno al intervencionismo del estado y cada vez más por el neocaciquismo generado por unas autononmía que pretenden ser estados, con cohortes de políticos cientos de miles de funcionarios y de puestos de libre designación comportándose como si fuesen estados soberanos. Se crean hasta "jefes de gabinete" en cada consejería, como si cada una de ellas fuera un gabinete, un gobierno. Se genera toda una estructura social dedicada a vivir del estado en lugar de a innovar creando nuevas empresas y productos.
Por cierto que me han gustado los últimos artículos de Alfonso Recarte, en Libertad Ditigal:
Gasto y nada más que gasto La deriva populista de las autonomías (1)
El crecimiento no depende de los gobiernos regionales La deriva populista de las autonomías (3)
Sin embargo, discrepo de su propuesta para la competencia entre autonomías que propone en su último artículo (el 3). Por un lado son ilusorias las modificaciones constitucionales, por muy dificiles de alcanzar, pues los mecanismos de modificación constitucional con buen criterio hacen dificiles las modificaciones (si no fuera así no sería Constitución). Por otra parte, las autonomías tienen muchos mecanismos para entorpecer esa competencia que propone y, sobre todo, poner la financiacion en manos de las autonomías sería el ultimo paso hacia el suicidio incluso económico y la desintegración como país. ¿Ha pensado Recarte qué pasaría si España se encuentra en una situación grave, pongamos por ejemplo una guerra, en la cual los recursos estuvieran constitucionalmente en manos de las autonmías?. Sin ir mas lejos, como pequeño ejemplo de lo que podría ocurrir, la financiación vasca contribuye al sostenimiento de ETA vía subvenciones de dudoso buen fin, trabajando contra el interés general y contra la vida de mucha gente. Finalmente creo su propuesta me parece eludir la responsabilidad de quienes la tienen: el Parlamento y el Gobierno.
Muy al contrario de su propuesta, opino, se debe aprobar una fuerte reducción de impuestos y una profunda liberalización económica desde el Parlamento y el Gobierno. En mano está de quien gane las elecciones hacerlo, al menos cuando las gana con mayoría absoluta. Haga eso el Gobierno de turno y entonces se verá como las autonomías irremediablemente intentarán competir liberalizando otros aspectos constitucionalmente bajo su control, como por ejemplo el mercado del suelo. Cuando deje de lloverles el maná impositivo, las autonomías habrán de competir atrayendo inversiones y población por el mecanismo de generar un ambiente económico liberal y abierto. Cuando se les corte el maná, y alguien lo hará, tendrán que ofrecer resultados reales y no cheques llevidos del cielo. Actualmente llueve maná sobre las autonmías y se dedican únicamente a crear clientelismo político. Pásese de recaudar un 36% del PIB a un 28% como recauda EEUU y se notará la diferencia rápidamente.
Así la liberalización autonómica se obtendía fácilmente: reduciendo la presión fiscal, hágase el reparto que se haga, tendrán menos caudal financiero para sus maquinarias de propaganda y clientelismo político. Paradójimamente el partido Gobernante se vería reforzado en las urnas al rentabilizar la rebaja impositiva, mientras los caciques regionales verán mermadas sus lujosas e intervencionistas exhibiciones.
El auténtico problema está en una derecha empeñada en "ser de centro". El centro no existe, ese comportamiento lleva únicamente a convertirse en tan socialistas como los socialistas, tan recaudadores y tan intervencionistas como ellos. Genera además produndas contradicciones ideológicas con lo cual no conseguirán nunca implantar la idea del liberalismo en el electorado. No se puede ganar base electoral por ese camino. Hay que pensar estrátégicamente y no tomar opciones cortoplacistas. Incluso resulta mal visto por el electorado pues se interpreta como pura hipocresía y una simple pose. Los nacionalistas en eso dan ejemplo: plantan su ideología en cada acto econmómico o político con visión a décadas vista. Todos sabemos que lo hacen, los electores sabemos que lo hacen. Que sean de centro ellos, socialistas y nacionalistas, ambos intervencionistas por definición, a ver si dejan de ser extremistas radicales con ansias de robo en masa y manipulación del individuo.
Y los tiempos de liberalización no debe ser largos. El fracaso está asegurado cuando se liberaliza timoratamente, pues la población exige notar los cambios en un par de años. Además, el mundo avanza cada días más aceleradamente, no hay tiempo para dilatar las reformas durante un lustro. Cuando se gobierna se han de tomar medidas económicas profundas, de liberalización, con una estrategia de "big-bang" con su inevitable éxito de expansión, competitividad, bienestar para la población y anti-clientelismo del estado. Cuando se liberaliza la economía, el clientelismo se orienta hacia donde debe: hacia innovar e incrementar la productividad.
Más:
¿Durante cuanto tiempo es sostenible un elevado déficit exterior?, por Rafael Pampillón
El déficit exterior de España en cifras récord: 10,2% del PIB, por Rafael Pampillón
Sin embargo, discrepo de su propuesta para la competencia entre autonomías que propone en su último artículo (el 3). Por un lado son ilusorias las modificaciones constitucionales, por muy dificiles de alcanzar, pues los mecanismos de modificación constitucional con buen criterio hacen dificiles las modificaciones (si no fuera así no sería Constitución). Por otra parte, las autonomías tienen muchos mecanismos para entorpecer esa competencia que propone y, sobre todo, poner la financiacion en manos de las autonomías sería el ultimo paso hacia el suicidio incluso económico y la desintegración como país. ¿Ha pensado Recarte qué pasaría si España se encuentra en una situación grave, pongamos por ejemplo una guerra, en la cual los recursos estuvieran constitucionalmente en manos de las autonmías?. Sin ir mas lejos, como pequeño ejemplo de lo que podría ocurrir, la financiación vasca contribuye al sostenimiento de ETA vía subvenciones de dudoso buen fin, trabajando contra el interés general y contra la vida de mucha gente. Finalmente creo su propuesta me parece eludir la responsabilidad de quienes la tienen: el Parlamento y el Gobierno.
Muy al contrario de su propuesta, opino, se debe aprobar una fuerte reducción de impuestos y una profunda liberalización económica desde el Parlamento y el Gobierno. En mano está de quien gane las elecciones hacerlo, al menos cuando las gana con mayoría absoluta. Haga eso el Gobierno de turno y entonces se verá como las autonomías irremediablemente intentarán competir liberalizando otros aspectos constitucionalmente bajo su control, como por ejemplo el mercado del suelo. Cuando deje de lloverles el maná impositivo, las autonomías habrán de competir atrayendo inversiones y población por el mecanismo de generar un ambiente económico liberal y abierto. Cuando se les corte el maná, y alguien lo hará, tendrán que ofrecer resultados reales y no cheques llevidos del cielo. Actualmente llueve maná sobre las autonmías y se dedican únicamente a crear clientelismo político. Pásese de recaudar un 36% del PIB a un 28% como recauda EEUU y se notará la diferencia rápidamente.
Así la liberalización autonómica se obtendía fácilmente: reduciendo la presión fiscal, hágase el reparto que se haga, tendrán menos caudal financiero para sus maquinarias de propaganda y clientelismo político. Paradójimamente el partido Gobernante se vería reforzado en las urnas al rentabilizar la rebaja impositiva, mientras los caciques regionales verán mermadas sus lujosas e intervencionistas exhibiciones.
El auténtico problema está en una derecha empeñada en "ser de centro". El centro no existe, ese comportamiento lleva únicamente a convertirse en tan socialistas como los socialistas, tan recaudadores y tan intervencionistas como ellos. Genera además produndas contradicciones ideológicas con lo cual no conseguirán nunca implantar la idea del liberalismo en el electorado. No se puede ganar base electoral por ese camino. Hay que pensar estrátégicamente y no tomar opciones cortoplacistas. Incluso resulta mal visto por el electorado pues se interpreta como pura hipocresía y una simple pose. Los nacionalistas en eso dan ejemplo: plantan su ideología en cada acto econmómico o político con visión a décadas vista. Todos sabemos que lo hacen, los electores sabemos que lo hacen. Que sean de centro ellos, socialistas y nacionalistas, ambos intervencionistas por definición, a ver si dejan de ser extremistas radicales con ansias de robo en masa y manipulación del individuo.
Y los tiempos de liberalización no debe ser largos. El fracaso está asegurado cuando se liberaliza timoratamente, pues la población exige notar los cambios en un par de años. Además, el mundo avanza cada días más aceleradamente, no hay tiempo para dilatar las reformas durante un lustro. Cuando se gobierna se han de tomar medidas económicas profundas, de liberalización, con una estrategia de "big-bang" con su inevitable éxito de expansión, competitividad, bienestar para la población y anti-clientelismo del estado. Cuando se liberaliza la economía, el clientelismo se orienta hacia donde debe: hacia innovar e incrementar la productividad.
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Podrías revisar el vínculo a: "El crecimiento no depende de los gobiernos regionales La deriva populista de las autonomías"
ResponderEliminarGracias
Espero que haya quedado bien corregido. Y gracias a ti, june kekebek, por supuesto, por informarme del error.
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