lunes, 4 de febrero de 2008

Vaya obsesión ser de centro

Vaya obsesión con "ser de centro". Ser moderado no es acercarse a la izquierda sino todo lo contrario.

Es la izquierda la que no ha defendido nunca la libertad ni la democracia y el historial de golpismo, tortura, guerra-civilismo, mentira e intoxicación de la historia del PSOE y del PCE son buena traza de ello. ¿Cómo es posible que los herederos políticos de quienes montaron la guerra civil en este país, los socialistas, que anunciaron y cumplieron que "si ganan las derechas iremos a la guerra civil declarada" hayan convencido a buena parte de la sociedad de que fue la derecha la que montó la guerra civil?. ¿Cómo es que los descendientes políticos de quienes públicamente decían que "la democracia es incompatible con el socialismo" y cuyo partido prosperó por las dictaduras que montó o con las que colaboró hicieran publicidad de cien años de honradez?. ¿Cómo pueden, los miembros del PSOE actuales mostrar siquiera a sus antepasado como defensores algún derecho humano si tanto el PSOE, como UGT, PCE y hasta el PNV asesinaron y torturaron por miles a indefensos ciudadanos?. ¿Cómo pueden ir de laicos, cuando sus predecesores asesinaron a no menos de siete mil religiosos previa tortura y escarnio?

Pues muy sencillo, porque la UCD quiso ser de centro y eso consisitió, según su visión, en callar ante toda la campaña de mentiras socialistas. Y en montar un estado que reprodujo al diseñado por los independentistas en los años 30, previo golpe de estado y contra la opinión del pueblo ante el cual perdieron las elecciones. No se atrevieron, los ucdistas, a sostener la verdad y dieron cancha al triunfo de la mentira socialista durante la transición.

Los populares tienen que rearmarse entorno a la libertad del individuo frente al estado, incluido entorno a la libertad económica, es decir, ser liberal sin complejos. Extremistas son quienes pisotean los derechos del individuo en nombre del estado o de la nación, o en nombre de etéreos grupos a quienes al final también perjudican por el daño producido sobre la economía y sobre la convivencia por culpa de su estatismo pisoteador del individuo. El estatismo, el intervencionismo paraliza la creatividad y la evolución de una sociedad, por tanto la riqueza, la prosperidad de las personas una a una que encuentran menos posibilidades de trabajo y de prosperidad económica y humana.

No defender la verdad por complejos centristas y no defender la libertad económica con contundencia y convicción significa caer sistemáticamente en contradicciones. Por contra, hacerlo significa mostrar permanentemente la contradicción del socialismo y del nacionalismo, y mostrar permanentemente el poco respeto que la izquierda tiene por el individuo y que camufla entonando etnias, clases, gremios o cualquiera grupo que se le ocurra ad hoc. En realidad la campaña socialista se basa permanentemente en esta estrategia: buscar en cada momento un grupo-entelequia agredido, al cual finalmente sus políticas perjudican pero luego lo olvida y señala otro nuevo grupo para disimular ese daño. Por eso ya no hablan del "proletario", ni siquiera de los "trabajadores", porque ese grupo ya está quemado, ya nadie se lo cree: ya la inmensa mayoría de los trabajadores sabemos que cuanto más socialismo peor para nosotros.
La estrategia socialista (y la nacionalista) solo se romperá poniendo sistemáticamente al individuo por delante. Y señalando el pisoteo del individuo una y otra vez.

Y aunque uno no es religioso ni creyente, basta con señalar que se atreven a mandar callar a los obispos por recomendar el voto a otro partido. Se atreven a negarles la libertad de opinar. Ahora esos individuos concretos no pueden opinar de política. Mientras los ejecutivos de ese negoción llamado socialismo, por supuesto, no dicen nada cuando un grupo islámico pide el voto para ellos. Eso se llama cinismo y doble moral. Y la contradicción de fondo es negarle a ciertos individuos, obispos, el derecho a opinar, para lo cual los convierten previamente en grupo al cual pueden justificar su censura.
Si debería ser muy fácil responderles, siempre usan la misma estrategia y no salen de ella, ni pueden salir, porque nacionalismo y socialismo solo se pueden imponer pisoteando al individuo en nombre de un grupo-entelequia.

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