Es un atentado contra los derechos de los individuos, en este caso incluso de indefensos niños de pocos años obligándoles a estudiar en lengua no materna, contra los preceptos legales no solo españoles sino incluso europeos.
El cultivo de cualquier idioma es loable como cualquier cultivo intelectual y para eso están las escuelas, institutos y universidades. Sin embargo prohibir el uso a los alumnos y profesores del español es de necios. Pero el socialismo es de necios. El socialismo siempre ha sido, de raíz, una ideología pisoteadora de los derechos individuales atribuyéndose la salvación de cualquier entelequia creada ad hoc para autojustificarse. Y los daños de esa mentalidad son múltiples, incluidos daños económicos. El nacionalismo peca del mismo defecto de falta de respeto hacia el individuo autorespaldándose en cualquiera entelequia también utilitariamente creada para el efecto. De nuevo el daño es real y grave, también económico individual y colectivamente. La combinación de ambas ideologías enfermas resulta en lo peor de lo peor, el fascismo, izquierda más nacionalismo.
De la violación de los derechos del individuo ya escribí algo y llega con escucharles argumentos como "la lengua de nuestra tierra" cuando la realidad objetiva es que la tierra no habla. Derechos de la irracional "tierra parlante" frente a derechos de las personas. Lo más irónico está en que el daño no solo es sobre el individuo sino sobre el conjunto, incluyendo los gallego, catalán o vascuence parlantes. Un daño económico grave, por atentar contra el mercado, un mercado que reclama español.
El dominio de un idioma universal es factor conocido y reconocido de riqueza económica personal y colectiva.
Pongamos un ejemplo reseñable, cercano en el tiempo y en el espacio. El dominio del español permitió, por ejemplo, a las pequeñas y acomplejadas empresas españolas saltar el charco y convertirse en multinacionales de la noche a la mañana. Directivos de telefónica comentaba en su momento a la prensa cómo arrebataban los contratos en hispanoamérica a las supuestamente todopoderosas multinacionales norteamericanas. Contaban cómo, mientras esperaban a la puerta de los ministerios charlando amigablemente con los limpiabotas en español, llegaban en limusinas los ejecutivos de las multinacionales americanas rodeados de guardaespaldas y... traductores.
Estaba claro, una local empresa como Telefónica, en aquella época intrascendente en el mundo, solo tenía que meter a sus ejecutivos en los aviones y conseguir contratos en américa. Después meter a sus técnicos y personal experimentado en otros aviones y comenzar a trabajar. Se pudo incluir al inmenso Brasil, pues los brasileños entienden muy bien el español (mucho mejor que los hispanos el brasileño por tener el español una fonética más simple, razón real de su expansión desde su origen en Navarra y Aragón a toda la península). Hasta se comentaba en la prensa que la CIA hubo de intervenir para frenar los pies a Telefónica en centro América y obtener contratos para sus empresas norteamericanas. En pocos años Telefónica se convirtió en una de las mayores multinacionales del mundo y una de las cinco mas potentes de telecomunicaciones. Razón de esto: el español es un idioma universal y por ello aporta ventaja competitiva y prosperidad.
Comenzó así Telefónica y le siguieron todo tipo de empresas grandes y medianas o pequeñas, desde los bancos y petroleras españoles hasta Tele Pizza. Es fácil meter empleados en aviones y mandarlos a trabajar a hispanoamérica, porque se habla español.
Y de vuelta en España tuvo y tiene un gran impacto económico, muy beneficioso. Por supuesto unos más beneficiados que otros. ¿Quién iba a triunfar: Madrid o Barcelona, Madrid o Cataluña? Respuesta evidente: Madrid, pues en Barcelona y toda Cataluña se persigue el uso español. La imposición de un idioma frente a otro es una fuerte barrera a los negocios, a la relaciones económicas igual que a las personales. Amargamente se quejaba Maragall en una entrevista que de que Madrid se había convertido en la capital de Hispanolandia, achacándolo por supuesto a las retorcidas mentes de la derecha cuando las retorcida es la suya.
La persecución lingüística, no solo legal sino también social (abunda entre los nacioanal socialistas el desprecio al español parlante), se convierte en una barrera no solo a las empresas sino a las personas. En grave situación económica ha de verse una persona para emigrar a un lugar en el cual le obliguen, por imposición legal y represión social, a cambiar de idioma. Consecuentemente, para atraer un trabajador, especialmente si es muy demandado, a Cataluña o Vascongadas, hace falta pagarle un sobresueldo considerable o de lo contrario preferirá no ir.
Más aún, se convierte, esa persecución, en un incentivo para la fuga de aquellas personas cuyo talento es demandado en otras regiones. ¿Por qué habría de aguantar una persona con amplias perspectivas profesionales que la presionen lingüísticamente a ella y a sus hijos?. La mejor solución surgirá a su vista: hacer las maletas.
Ya se han dado cuenta los gobiernos autonómicos de la fuga de fortunas a otras comunidades autónomas por el impuesto de sucesiones o por tan solo un 1% del impuesto del IRPF. También se han dado cuenta, los políticos de turno de esas comunidades autónomas represivas, de que se les fuga población por el idioma. No les importa porque piensan que ganan en porcentaje de votos. El PNV sabe perfectamente que cientos de miles de "españoles" se les han fugado y se frota las manos porque gracias a esa limpieza étnica ganan las elecciones.
Bien, quizá tengan razón a corto plazo, electoralmente hablando, y allá con la población que les vota y soporta su declive relativo frente a otras comunidades. Pero algo me dice que se les puede volver, al menos a algunos, el tiro por la culata pues está surgiendo una fuerte revelión social contra esta represión. Lo quieran o no, los socialistas perdieron porcentaje de votos en las últimas elecciones en Cataluña frente a Ciudadanos. En Galicia ha surgido bruscamente, con una premura inesperada, el movimiento Tan gallego como el gallego. Nacional socialistas usan el idioma como arma electoral con la curiosa paradoja de que agreden a los español parlantes ¡que son mayoría!. Por tanto, ya veremos el resultado: no querría estar en su lugar si se alza una huelga de estudiantes.
Ya dijo Sabino Arana que quería un Euskadi libre de maketos, aunque los vascos tuvieran que comer hierba. A los totalitarismos nacionalistas no es que les importe el empobrecimiento de la población, es que en el fondo les conviene, porque pueden explotar el descontento contra el enemigo exterior, y porque debilitan a la sociedad civil, con lo que pueden seguir ampliando su poder. Una sociedad próspera y libre no tragará tan fácilmente los delirios étnicos.
ResponderEliminarUn saludo desde la resistencia de Targona.